lunes, 29 de julio de 2013

Adiós o, quizás, hasta luego...

Hasta tal punto hemos llegado
que ya ni de los errores se aprende,
benditos animales que escarmientan
y no tropiezan dos veces en la misma piedra
y luego nosotros somos los superiores.

En mis breves años de existencia
he presenciado como todo lo que toleraba
ha ido desapareciendo de la sociedad,
la honra, o los modales, hechos inmateriales
que por eso mismo no encajan con el resto.

Llorando a los principios perdidos
que yo todavía conservo, guardados dentro
y como norma fundamental para que siga
custodiados por una bestia sombría
que destruye a aquel que los profane.

Así que adiós sociedad,
si antes no te soportaba ahora no te tolero,
busca alguna senda para encaminar tu sendero,
alguna moda que recupere todo eso
para que sólo te diga "hasta luego".

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

martes, 23 de julio de 2013

Agencia de viajes Horizonte...

Una división tan nítida como la del cielo y el mar
donde todo lo que abarca la vista es simplemente azul,
ahí donde los antiguos creían que acababa el mundo
y los contemporáneos como única meta inalcanzable.

Lugar donde se marca la fina línea entre real e irreal
sin marcar claramente unos límites entre ellos
como aquellos cuentos y su realismo mágico
que consigue desorientar a cualquiera que se preste.

Ahí donde las montañas se vuelven frágiles,
las grandes ciudades un simple conjunto de luces,
los aviones y barcos se vuelven juguetes
y las fábricas meros estrobos.

Perdamos nuestras miradas en él para reencontrarnos,
con aquella inocencia y aquella niñez que abarcaban el infinito
y que por mera similitud se le han unido
y han acabado haciendo equilibrios en esa fina cuerda.

Ahí es donde decidí colocarme los límites
para no parar de avanzar jamás
ya que cuanto más avanzas más lejos queda
y sin perder los pies del suelo en mi propia tierra.

Compren ahora mismo su billete de regreso
que podrán usar cuando se cansen del camino
mientras seguimos el viaje hacia el infinito,
sin escalas hasta llegar a la estación del horizonte.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

miércoles, 10 de julio de 2013

El día que el aire se volvió rojo...

Era un espécimen bastante peculiar, como un hombre sin corazón, como un filántropo solo, un ciego sin ayuda de nada ni nadie; divagaba, como de costumbre, solo por calles y callejuelas que sólo el conocía, parando en bares y tugurios con la misma rutina peculiar de siempre, un whisky con hielo y un platito de ibérico con jamón, chorizo, salchichón, lo típico de cualquier bar español y, en su defecto, un pequeño plato con cacahuetes sin pelar, decía que le entretenía quitarles esa fina capa de piel, sentía que aquello era similar a desnudar a una mujer; era un espécimen curioso, bastante peculiar.
Ese día comenzó su rutina igual que en cualquier otra fecha del calendario, llevaba unos tejanos oscuros y camisa sin corbata, se puso su gabardina larga y el sombrero hacia delante e inclinado hacia el lado izquierdo, lo mismo de cada día. Salió de casa y algo consiguió alterar su conducta por un segundo, pero no prestó mayor atención y siguió adelante hasta el primer bar del que se consideraba asiduo; entró, fue directo al mismo taburete de cada día y pidió lo mismo que cada día "Un Jack Daniel's con hielo y un plato de ibericos", le gustaba tomar los whiskys buenos cuando todavía estaba sobrio. Salió a la media hora y fue al siguiente bar y al siguiente y al siguiente y en cada uno bajaba la calidad de la bebida, Ballantines, J&B, DyC... y con ello bajaban sus aptitudes mentales y físicas. Fue en la puerta del quinto bar, el más andrajoso de todos y donde solía acabar las noches sentado en la mesa del fondo a la derecha sosteniendo en su mano izquierda una pluma que debió caer en sus manos de alguna herencia de un familiar que ya no recuerda y el cuaderno apoyado en la mesa con textos inteligibles y tachones por todas partes que guardaba en el bolsillo derecho de su gabardina y que sólo usaba cuando su nivel de ebriedad era el máximo que su cuerpo podía tolerar; apoyó todo el peso de su cuerpo en sus brazos, apoyados en puerta del bar y entonces, al leer el cartel que ponía "tirar", con el que siempre tenía sus encontronazos, lo vio, vio que durante toda su rutina diaria ese día un elemento cambió, que durante toda su ruta algo había cambiado, el cielo había cambiado. Miró arriba y en lugar de ver el claro azul con irrupciones blancas en forma de nube lo que vio fue un rojo intenso que transmitía ese mismo color a todo el ambiente, todo tenía un tono rojizo, eso que le había sobresaltado al salir de casa, esa sensación que pasó por su cabeza y que desestimó era eso y no había querido verlo. De repente todo el alcohol dejó de hacer efecto y todo el dolor que sentía desapareció de golpe, comprendió que la función de un artista no está en realizar cada día la misma rutina esperando una idea sino que, para encontrar esa idea, hay que notar los matices que rodean el ambiente y experimentar con él, impregnarse de su mensaje y usarlo para escribir, encontró la fórmula para volver a sentir verdadera pasión por lo que le gustaba, encontró la llave para abrir de nuevo la puerta de la inspiración.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

La vida de bohemio...

Creo que amo la vida de bohemio,
más que a mi vida y quizás más que a ella;
de los pocos inicios y dato,
de los primeros contactos con sus medios
he descubierto algo realmente especial,
una vida de escape hacia lo imaginario,
de libertad y felicidad por pura dedicación.
Amo la vida de bohemio,
gente dedicada a su pasión,
gente en la misera dedicada a su pasión
haciendo aquello que les gusta
por el mero hecho de hacer lo que les gusta,
gente dedicada a la bebida,
alcohólicos a ojos ajenos en sus mundos
diferentes de los suyos y ahí está la clave,
conseguir aquello que les gusta
en el lugar que les gusta,
una vida entera dedicada a la pasión y la evasión
sin ninguno de los dos por encima del otro
porque no saben existir sin coexistir.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

jueves, 4 de julio de 2013

Volví...

Volví a ese lugar mágico
y lo único con lo que se puede describir el recuerdo
es con la sonrisa más sincera que tengo;
después de todo un año lleno de paredes y libros
era necesario desconectar el cuerpo y el cerebro
para que se acaben encontrando en ese lugar
donde ambos encuentran su edén.
Otra vez renacieron las ilusiones,
las historias, las vivencias y,
otra vez y como elemento más importante, las personas,
aquellas sin las cuales la experiencia
nunca sería equiparable a la vivida;
da igual tener la mejor portada de la historia
si no hay palabras dentro que hagan inolvidable un libro.
Hemos llorado y sonreído, creído y confiado,
hemos abierto corazones y cerrado bocas,
hemos pintado la vida y roto limitaciones,
fuimos con maletas llenas que vaciamos al llegar
para que también cupieran las experiencias,
montones de momentos inolvidables,
por eso al acabar no cerraban bien.
Reencontré ahí montones de recuerdos,
recompuse relaciones que, supongo por la providencia,
en algún momento quedaron marchitadas
y yo veía capaz de hacerlas reavivar con la magia del lugar
y otras que, bueno, siguen brillando tanto
que deslumbrarían a cualquiera
que observara siquiera el reflejo en el agua.
De cada persona con la que compartí un momento
me llevé un pequeño pedazo para formar un mural,
construir con cada recuerdo una pequeña catedral
y donde cada matiz que se le añada
simboliza en mi un cambio en la mirada
porque cambiar es de sabios si es hacia delante
y gente como la de ahí simbolizan mi progreso.
Recuerdos con Amaia, bromas con Oscar,
canciones con Lorenzo, frases con Carlos,
buenos días con Lucas, apoyos con Nacho,
confidencias con Javier, lloros con Leticia,
discusiones con Beatriz, alturas con Teresa,
lanzamientos con Pablo, abrazos con María,
complicidad con Irene, superación con Borja,
pisotones con Silvia, toallazos con David,
cristianismo con Josan, explosiones con Alejandro,
choques con Gemma, conciertos con Sara,
redescubrimiento con Paula, arte con Mario,
nudos con Guillermo, discos con Israel,
caras largas con Rita, innovación con Joan,
ilusión con Pablo, risas con Alberto,
aplausos con Miguel, bailes con Lara,
Sabina con los Lambreños, gritos con Juanma,
noches con Irene y mañanas con Pablo,
payasadas con Loreto, música con Marina,
vuelos con Carmen, comidas con Pablo,
guiños involuntarios con Guayente, sonrisas con Marta,
proyectos con Rubén, lluvia con María,
momentos con personas que marcan,
tantos que abarcan el infinito,
por esos siento no poder abarcarlos todos,
un punto de inflexión en cualquier vida
y concretamente en la de un servidor
con el pan de hoy para el crecimiento de mañana,
aquello de lo que mi alma se alimenta para seguir.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.