Los cantos de sirena de fondo,
de esos que hacen perder la cordura,
me vieron llegar y pararon,
no había nadie con quién hablar en mi barco,
sin embargo nunca me quedaba callado,
concluyeron en que no hacían falta cantos,
mi destrucción tenía "ego" de sujeto,
lo que no sabían es que no me destruyo;
alcancé un pacto con la cordura
ella se limitaría a aparecer cuando toca
y el resto del tiempo, como mucho,
que susurre,
que matice una situación,
pero nada más, no quiero más,
prefiero una pequeña vida de impulsos,
de sentimiento, de formas abstractas,
en mi microcosmos hay un caos
perfectamente equilibrado del que disfruto.
Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.
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