jueves, 6 de septiembre de 2012

Ese lugar...

-¿Por qué miras tanto al reloj?
-Porque maldigo al tiempo, porque soy sabedor de que a cada minuto que pasa está más cerca de las doce y tú te tendrás que ir mi Cenicienta.
Era una frase como otra cualquiera de las que podía surgir en esas conversaciones, pero en ese momento pareció que todas las luces del lugar se apagaran salvo la que iluminaba esa moribunda mesa. El tiempo se paró en esa peculiar escena y sus almas salieron de sus cuerpos, dejando atrás el mundanal ruido que se escuchaba de fondo; eran libres los dos, podían hacer lo que quisieran y cuando quisieran y ninguna barrera mortal podía impedírselo; podían hacer todo lo que quisieran, viajar a cualquier lugar del mundo en unos pocos segundos, correr, saltar, volar, beber, comer, todo lo que les apeteciera estaba al mero alcance de su mano por el mero hecho de que se habían deshecho de sus corazas humanas; unas corazas que solo limitan la realidad y la hacer basarse en lo que uno puedo ver y tocar. Y en esa plena libertad solo estaban ellos dos, unas mentes diferentes a las de la mayoría que habían acabado por juntarse en algún momento de su existencia, dos mentes que compartían ideas, pensamientos, discutían sobre otros, reían, filosofaban y podían pasarse largos ratos sin decir nada y que ninguno de los dos se sintiera incómodo; solo se puede definir como una conexión mística. Y ahí podían bagar sin rumbo durante el resto de sus vidas, sin preocupaciones, sin angustias, destrozando la pequeña aduana del crecer al pararse en una dimensión atemporal y siempre moviéndose por ahí, donde todo se escapa como agua entre las manos porque nada es material y llevando siempre la música a otra parte, exiliados entre folios y libretas donde plasmar las ideas, las ideas de ese lugar.

Bueno nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

1 comentario:

  1. Me has dejado sin aliento bee man, ese lugar es exactamente perfecto, un limbo por donde vagar y soñar al mismo tiempo. Donde poder volar e imaginar al ritmo de tus latidos. Espero que en ese lugar se detenga el tiempo antes de las doce, para que así Cenicienta nunca tenga que irse del baile. :) Me ha encantado.

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